Tras la vendimia, ¿Qué se hace en el viñedo?
Tras la vendimia, el viñedo no para y continúa trabajando y viviendo. Poco a poco las vides comienzan a prepararse para entrar en su periodo de reposo y así aprovechar para curar las posibles heridas sufridas a raíz de pedrisco, heladas, enfermedades e incluso una vendimia o poda demasiado agresiva.
El otoño como afecta a las demás plantas, también entra en las vides que comienzan a cambiar el color de sus cubiertas. Poco a poco las hojas se van secando y cayendo a los suelos donde podrán servir de compost para los suelos. Las ramas que antes desprendían colores verdes van tornándose en marrones y creando corteza para hacer frente a la llegada de las primeras heladas y fríos.
Por lo tanto, el trabajo de los viticultores vuelve a cambiar y deberá centrarse en adecuar tanto a la vid como a su entorno para soportar las temperaturas.
Lo primero que debemos tener en cuenta, sobre todo si hemos realizado una vendimia mecanizada son las posibles heridas ocasionadas en nuestras parcelas. Aunque esta labor la realicemos con sumo cuidado, siempre habrá vides con heridas y será necesario intervenir recolocándola o tratando.
Otra labor imprescindible es ir observando y marcando las posibles plantas enfermas para comenzar a actuar contra la enfermedad impidiendo que la afectación aumente o se expanda por toda la parcela. Hay que tener especial atención a las enfermedades fúngicas como Mildiu, Oidio y Yesca.
Seguidamente, uno de los trabajos con gran importancia para la calidad de vida y supervivencia de nuestros viñedos es el cuidado del suelo. Esta tarea se puede llevar a cabo con diferentes arados para alternar la profundidad y llegar a zonas más internas.
Alrededor de octubre, dependiendo las zonas se pasa un arado subsolador de, uno, dos o tres brazos para remover los suelos y permitir que la tierra más profunda salga a la superficie. Hay que tener en cuenta que este tipo de arado en ocasiones se encuentra con raíces de la vid que son arrancadas y habrá que tener precaución con esas heridas internas. También nos servirá para proteger la planta del frío y ayudar con la evacuación de excesos de agua. Además, solemos utilizar un arado más superficial tipo semichisel con rastra para remover la tierra nueva que salió del subsolador y retirar parte del sarmiento.
Finalmente, una vez que ya tenemos el suelo listo, se da inicio a la poda de invierno para eliminar los palos de menor calidad y la conservación de las mejores varas y pulgares para la futura cosecha.
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