Las heladas primaverales en el viñedo.

15 de abril de 2022 0 Por Sandra A. G.

El ciclo de la vid es muy complejo y pasa por diferentes fases. Durante los meses de invierno, esta planta entra en un reposo vegetativo donde se repone de los posibles daños ocasionados en el anterior ciclo y se prepara para la nueva cosecha. Tras estos meses y con ayuda del aumento de las temperaturas la sabia comienza a circular con mayor fuerza por la planta. Esto lo veremos con los lloros de la vid a través de los cortes realizados durante la poda que nos indican que la planta está despertándose. Las yemas poquito a poco irán aumentando de tamaño hasta que empezarán a abrirse y dejar ver las primeras hojitas.  Este despertar de la planta dependerá de las variedades, clima y formas de poda. Durante estos meses de primavera uno de nuestros mayores riesgos para la vid son las heladas primaverales.

Pero ¿qué sucede si de repente las temperaturas caen?

Estos primeros brotes son muy débiles por lo que es fácil que puedan helarse y terminar muriendo, aunque la planta de la vid suele estar preparada para estos posibles problemas. Esta muerte del primer brote dejará paso a otro segundo brote, sin embargo, esté no es de tan buena calidad como el primero y en ocasiones veremos reducido la cantidad de fruto como de calidad.

Las zonas más bajas de las parcelas suelen ser las que más sufren en estos momentos, ya que el aire frío suele desplazarse a las zonas con menor altitud. También la composición de los suelos puede ayudar a mantener mayor calor y ofrecer resistencia a las bajadas extremas de temperatura.

¿Cómo podemos hacer frente a estas heladas?

La mejor forma de enfrentarnos a las bajas de temperaturas es conocer nuestra zona para minimizar los riesgos. Las variedades de uvas no todas inician sus brotaciones a la vez. Podemos encontrar hasta dos semanas de desarrollo entre unas y otras, por lo que deberemos plantar las variedades con inicios más tardíos en las zonas más frías y las más tempranas en las parcelas más cálidas.

Una forma de evitar las perdidas por helada es a través de la poda. Una planta podada de forma temprana, generalmente, brotará antes que una con una poda más tardía, por lo que es preferible retrasar la poda de invierno unas semanas. En ocasiones, también podemos encontrar podas más alargadas para poder realizar una segunda poda cuando las heladas ya no sean posibles. Esta técnica puede ser útil para pequeñas explotaciones.

Foto obtenida de www.lomejordelvinoderioja.com

Otra forma muy eficaz de combatir las heladas primaverales es mediante las hogueras. Esta es la forma más antigua de combatir estos fríos y hoy en día se sigue haciendo en numerosas zonas. Estas hogueras se van esparciendo por el viñedo en depósitos de metal con maderas a las que se prenderán fuego. El aire caliente que poco a poco van sumando estas hogueras hará que la temperatura aumente, aunque no podemos olvidar los posibles daños de una hoguera sin control y la contaminación del aire debido a la quema de madera y otros materiales.

Un uso del riego también nos puede ayudar a combatir las temperaturas bajas. Cuando notamos que la temperatura baja de 0 grados, el viticultor procede con un riego del viñedo, así durante la helada el agua se congelará y permitirá que la planta se siga manteniendo bien. Este método es bastante útil, aunque hay que tener cuidado con despilfarrar el agua y cuidado con la ejecución ya que el mal uso puede ocasionar más problemas.

Uno de los métodos más novedosos son las torres antiheladas. Estas torres son una especie de molino eólico que combatirá el frio moviendo sus hélices. Con el movimiento poco a poco irá elevando este aire frío y dejará bajar el aire caliente. Generalmente estas torres cuentan con varios mecanismos para funcionar y sensores capaces de detectar las temperaturas bajas para comenzar a trabajar. Este método no es tan contaminante como las hogueras, pero también tiene puntos negativos. El precio de inversión es alto y para poder aprovechar la instalación, deberemos tener toda la plantación unificada.

Finalmente, para combatir tanto la helada como sus posibles daños es el uso de bioestimulantes. La aplicación de estos productos puede ayudar a la hora de la brotación para conseguir ramas más fuertes y con mejores cualidades. Al utilizar estos productos estamos favoreciendo que nuestra cosecha pueda soportar mejor estos cambios bruscos de temperatura y en ocasiones cuando ha habido algún daño poder dar una ayuda a esa segunda brotación, aunque debemos tener en cuenta que este uso de productos fitosanitarios quedaría excluido en plantaciones ecológicas.

Como bien hemos visto, ante una helada, el viticultor tiene herramientas para poder combatirlas, aunque siempre y cuando la temperatura no baje de -4ºC, ya que en ese caso ya estos métodos no servirían y comenzaríamos a ver grandes daños en nuestra superficie.

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