Elaboración del vino blanco joven: la pureza de la fruta en su máxima expresión
Día 1 de 24 de nuestro calendario de adviento 2025.
El vino blanco joven representa uno de los estilos más frescos y directos de la enología moderna. Nacido para consumirse en algunos casos poco tiempo después de su elaboración, este tipo de vino destaca por su viveza aromática, su ligereza y su carácter frutal. Su proceso de producción, aunque parece sencillo, exige precisión y un estricto control técnico para conservar los aromas y sabores de la uva.
La elaboración comienza en el viñedo, donde se lleva a cabo una vendimia generalmente temprana destinada a mantener buenos niveles de acidez y características aromáticas. En muchas zonas vitivinícolas, la recolección se realiza durante la noche o en las primeras horas del día para evitar oxidaciones y mantener la frescura de los racimos. Esta atención al detalle es esencial, pues la calidad del vino blanco joven se define desde el primer momento.

Una vez las uvas llegan a bodega, se someten a un prensado suave, cuyo propósito es extraer un mosto limpio y delicado. El mosto resultante se traslada entonces a depósitos donde se produce el desfangado, un proceso mediante el cual dejamos que se asiente la parte más densa del mosto que serán las lías gruesas y dejaremos las lías finas en el depósito.
La fermentación alcohólica es el corazón de la elaboración. Se desarrolla en depósitos de acero inoxidable a temperaturas bajas (entre 12 y 18 °C), lo que favorece la expresión de los aromas primarios: flores blancas, cítricos, frutas tropicales o notas herbáceas (estos aromas dependerán de la variedad). En ocasiones, el vino puede permanecer brevemente sobre sus lías finas, lo que le añade un ligero volumen y complejidad sin comprometer su frescura. Sin embargo, este paso se realiza con moderación, ya que el objetivo principal es preservar la inmediatez aromática.
Finalmente, el vino se somete a clarificación, filtración y estabilización, garantizando su limpidez y estabilidad antes del embotellado. La puesta en botella se realiza pocos meses después de la vendimia, asegurando que el vino conserve todo su brillo y vivacidad.
El resultado de todo este proceso es un vino joven, aromático y refrescante, preparado
¡Vamos a por un ejemplo de este tipo de vinos!
Nombre: Polvorete
Añada: 2025
Variedad: Godello
Nombre de la bodega: Emilio Moro
Localización: DO Bierzo
¡Despertando los sentidos! ¡A descorchar!
Este vino se presenta con una vista limpia, mostrando una intensidad de color pálida y una tonalidad verde limón que adelanta frescura y juventud.

En nariz ofrece una intensidad ligera, donde destacan aromas primarios florales, especialmente flor de sauco, acompañados de fruta verde como manzana y pera. Se complementa con aromas cítricos (pomelo y cáscara de naranja), junto con un sutil toque salino que aporta complejidad y vivacidad.
En boca es un vino seco, con una acidez media (+) que le confiere tensión y frescura, apoyada por un alcohol y un cuerpo medios bien equilibrados. La intensidad es media, y los sabores reflejan fielmente las notas percibidas en nariz. Destaca un final largo, nítido y refrescante, que invita a seguir bebiendo.
Conclusión:
Se trata de un vino correcto y disfrutable, que se puede beber perfectamente ahora, aunque unos meses adicionales en botella podrían ayudarlo a redondearse y revelar todo su potencial. Ideal para quienes buscan un blanco fresco y aromático
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