La crianza en hormigón: un retorno a la pureza del vino.

12 de diciembre de 2025 0 Por Sandra A. G.

Día 12 de 24 de nuestro calendario de adviento 2025.

En las últimas décadas, el mundo del vino ha experimentado un resurgir de técnicas tradicionales que buscan resaltar la identidad de cada variedad y de cada terruño. Entre ellas, la crianza en hormigón ha vuelto a ocupar un lugar destacado en muchas bodegas, no como una moda pasajera, sino como una herramienta enológica capaz de ofrecer vinos más puros, equilibrados y texturizados.

La principal aportación del hormigón es su capacidad para ejercer una microoxigenación natural y constante. Gracias a su porosidad, este material permite el paso de pequeñas cantidades de oxígeno que ayudan a suavizar los taninos y a redondear la estructura del vino. A diferencia de las barricas, esta oxigenación no va acompañada de aportes aromáticos externos ya que el hormigón es un material neutro que no añade notas de vainilla, tostados o especiados.

Otro de los valores del hormigón reside en la textura que aporta. En los depósitos ovoidales se genera un movimiento interno constante que mantiene las lías en suspensión. Este dinamismo natural favorece una crianza homogénea y aporta una sensación más cremosa y envolvente en boca, sin renunciar a la frescura. El hormigón también destaca por su inercia térmica, es decir, su capacidad para mantener temperaturas estables incluso cuando el entorno cambia. Esta estabilidad térmica permite fermentaciones más seguras y crianzas más controladas, reduciendo riesgos y permitiendo que el vino evolucione con armonía.

Todos estos factores convierten al hormigón en un aliado ideal para quienes buscan vinos equilibrados, precisos y auténticos. Los vinos criados en este material suelen presentar aromas limpios, centrados en la fruta y en las características propias de la variedad, con una boca más amplia y taninos mejor integrados.

En definitiva, la crianza en hormigón representa una combinación perfecta entre tradición y modernidad. Ofrece estabilidad, pureza y textura, y permite obtener vinos honestos y fieles a su esencia. En un contexto en el que cada vez se valora más la autenticidad, el hormigón demuestra ser un camino eficaz para expresar el vino en su forma más natural.

¡Vamos a catar un ejemplo!

¡Vamos a por los datos técnicos!

Nombre: 47 psqr hormigón

Añada: 2023

Variedades: Tempranillo

Nombre de la bodega: Manchón Mieres

Localización: DO Ribera del Duero

¡Despertando los sentidos! ¡A descorchar!

El vino se presenta limpio, con intensidad profunda y un color rubí que muestra ribetes púrpura, reflejo de su juventud y vitalidad. En nariz ofrece una intensidad media, con una clara presencia de aromas primarios de fruta roja, como fresa y cereza, junto a notas de fruta negra, especialmente mora. A estos matices se suman delicados apuntes herbarios, entre los que destaca el eucalipto, y unos sorprendentes aromas secundarios que recuerdan al yogur y al queso, aportando complejidad y singularidad al conjunto.

En boca se muestra seco, con acidez media, alcohol y cuerpo medios, así como una intensidad media (-). Los sabores reflejan fielmente lo percibido en nariz, manteniendo el carácter frutal y herbáceo, acompañado de esas notas lácticas que reaparecen con sutileza. El final medio confirma un vino equilibrado y bien construido.

En cuanto a las conclusiones, se trata de un vino bueno, se puede beber ahora y tiene capacidad para evolucionar durante un par de años más. En términos de maridaje, combina de forma excelente con carnes jugosas y sabrosas. En esta ocasión, acompañé el vino con un mini cachopo de cecina, queso y cebolla caramelizada, pero también sería una magnífica elección para guisos de ternera, lechazo en celebraciones navideñas o quesos fuertes, con los que su estructura y acidez se integran a la perfección.

¡Si quieres saber que vino y elaboración toca mañana, sígueme en mis redes sociales!

¡Rasponcin madrugará para daros pistas!