La elaboración del vino orange: el renacimiento de una tradición milenaria

5 de diciembre de 2025 0 Por Sandra A. G.

Día 5 de 24 de nuestro calendario de adviento 2025.

En las últimas décadas, el mundo del vino ha vivido un resurgimiento de estilos ancestrales que buscan reconectar al consumidor con procesos más artesanales y expresiones más puras de la uva. Entre ellos destaca el vino orange, también conocido como vino de maceración o vino ámbar y cuya elaboración combina métodos antiguos con la curiosidad y la sensibilidad del enólogo de nuestros tiempos.

Aunque se produce a partir de uvas blancas, el vino orange se elabora siguiendo una técnica propia de los vinos tintos: la maceración prolongada con pieles y pepitas. Este contacto es el responsable de su característica tonalidad anaranjada.

 El proceso arranca con la cosecha de uvas blancas en óptimo estado de madurez. Tras el estrujado, las uvas pasan a depósitos variados: desde modernos tanques de acero inoxidable hasta ánforas de barro y tinajas de hormigón que evocan métodos históricos.

Durante la fermentación, el sombrero de pieles se integra y se remueve mediante técnicas suaves que permiten extraer aromas, color y textura. Esta fase es crucial, pues define el perfil final del vino. La maceración confiere notas que van desde frutas maduras y cáscara de cítrico hasta té negro, hierbas secas y especias, además de una estructura firme que convierte a estos vinos en compañeros gastronómicos versátiles.

Una vez finalizada la fermentación, el vino se prensa y, en muchos casos, se deja reposar sobre sus lías finas. Este paso contribuye a redondear el cuerpo, estabilizarlo de forma natural y afinar sus matices. Los elaboradores de orange suelen apostar por intervenciones mínimas: dosis reducidas de sulfitos, filtraciones suaves o incluso ausencia de clarificación, buscando un estilo auténtico y sin maquillajes.

En definitiva, el vino orange no es una moda pasajera, sino un puente entre la tradición y la experimentación. Cada botella es testimonio de un método que requiere paciencia y respeto por la materia prima, ofreciendo al consumidor una experiencia sensorial única que desafía las categorías clásicas y enriquece el panorama vitivinícola actual.

Veamos un ejemplo de vino Orange:

¡Vamos a por los datos técnicos!

Nombre: Verdoncho 2024

Añada: 2024

Variedades: Verdoncho o Verdil

Nombre de la bodega: Garagewine

Localización: Vino de la Tierra de Castilla

¡Despertando los sentidos! ¡A descorchar!

El vino se presenta limpio, con una intensidad visual media y un atractivo color dorado que muestra ligeros matices anaranjados.

En nariz ofrece una intensidad media, dominada por aromas primarios de fruta verde como el membrillo y la manzana, acompañados de notas cítricas que recuerdan al pomelo y a la piel de naranja. A ello se suma un fondo mineral y salino que aporta frescura. Con el tiempo en copa comienzan a asomar aromas terciarios suaves, entre ellos toques de miel y un delicado recuerdo a almendra que puede deberse a la evolución que esta experimentando al no tener una clarificación ni estabilización muy fuerte.

En boca es un vino seco, con una acidez media alta que equilibra su alcohol bajo y su cuerpo medio. La intensidad es también media, y los sabores reproducen fielmente las sensaciones percibidas en nariz, manteniendo esa combinación de fruta, cítricos y mineralidad, junto con el sutil matiz de frutos secos. El final es de duración media-larga, dejando una agradable persistencia.

En conjunto, es un vino correcto y disfrutable, listo para beber en el presente y sin un potencial de envejecimiento destacable. Su carácter particular lo convierte en una opción interesante para quienes deseen probar algo diferente, ideal para abordarlo con una mente abierta y curiosa. Creo que es un vino ideal para acompañar sushi o ensaladas.

¡Rasponcin madrugará para daros pistas!